El porcentaje de puestos ocupados por este colectivo en las administraciones públicas apenas llega al 2%, cuando se reserva casi el 10% de plazas
La integración laboral de las personas con discapacidad es uno de los grandes retos pendientes para este colectivo, y uno de los puntos en los que se quiere incidir en un día como el de hoy. Por eso, los sindicatos han hecho bandera de este aspecto.
Y uno de los que más fuerte ha apostado es CSIF, que ha lanzado un llamamiento animando a las administraciones y a las empresas privadas a que incorporen en sus plantillas personas que puedan tener algún tipo de discapacidad, «porque son personas que están formadas y preparadas para incorporarse al mercado laboral».
María José San Román, presidente de la organización sindical en Valladolid, recuerda que existen medidas para favorecer la integración de las personas con discapacidad. En la administración pública existe un cupo de plazas reservado al turno de discapacidad (un 10%) y en el sector privado pueden beneficiarse de las ayudas y desgravaciones que ofrece la ley, para este tipo de contrataciones. «Que exista un cupo de plazas reservado para el turno de discapacidad no significa en modo alguno que se les regale la plaza», afirma, «ya que el porcentaje en las administraciones públicas de este tipo de trabajadores ronda el 2% cuando se reservan el mencionado 10%».
CSIF considera que las personas con discapacidad «son trabajadores especialmente motivados, para quienes la inserción laboral supone el principal camino para la integración social». Las empresas que contratan y mantienen trabajadores con alguna discapacidad están comprometidos socialmente pero no están haciendo una obra de caridad. «Si una empresa mantiene a un trabajador es porque le es productivo», afirma categóricamente la presidenta de CSIF en Valladolid. El conglomerado Ilunion, dependiente de la ONCE, es un conjunto de empresas que tiene en la provincia de Valladolid un total de 1.345 empleados, 486 de ellas tienen discapacidad, un 36%. Estos trabajadores contribuyen decisivamente al éxito y los beneficios de estas empresas.
Actualmente, el Ayuntamiento de Valladolid tiene 43 trabajadores con alguna discapacidad, de una plantilla de 2.500, lo que supone un 1,72% (1,28% hombres y un 0,44% mujeres); o que, en el caso de la Diputación Provincial, son 14 trabajadores con discapacidad, de un total de 750, es decir, el 1,86% (0,93% hombres y 0,93% mujeres). «Unos porcentajes muy escasos a pesar de que tienen un cupo reservado», en opinión de San Román.
«Si habitualmente todos nos definimos por nuestras capacidades, ¿por qué a algunas personas sólo las definimos por sus discapacidades?», se pregunta la presidenta provincial de CSIF Valladolid. San Román asegura que «la experiencia está demostrando que estos trabajadores y trabajadoras discapacitados contribuyen al éxito de las empresas y a la formación de mejores equipos de trabajo». Aun así, indica que existe un evidente ‘techo de cristal’, para que estas personas se promocionen y asciendan dentro de las empresas, e incluso dentro de la propia administración pública»
«Soy una privilegiada»
Eva Hernando, afiliada a CSI-F, es una de esas personas con discapacidad que, tras sufrir un ictus y quedarle secuelas físicas, se ha insertado perfectamente en el mundo laboral, en este caso como trabajadora en la Mutua Fremap de Valladolid. Entró por una beca y se quedó por su valía profesional.
Reconoce que es «una privilegiada», porque es muy costoso encontrar un empleo, «y tienes que demostrar más que cualquier otra persona, para lograr los mismos resultados». El empresario «tiene tendencia a pensar que por el hecho de tener una discapacidad vas a faltar más al trabajo, vas a coger más bajas, vas a generar más problemas…, lo que no es cierto. Una persona con discapacidad suele tener más sentido de la responsabilidad, se siente especialmente agradecida, y compensa con más esfuerzo la confianza depositada en ella».
«En las empresas sólo hay sitio para las plantas decorativas en Navidad, si no fueras productivo para ellos el contrato laboral sería muy breve. Mi empresa me dio una oportunidad, ejerció su compromiso social, pero ahora es el día a día en el que tengo que demostrar que no se equivocó», indica.
Eva Hernando espera que «la sociedad se vaya concienciando más de la necesidad de ofrecer más empleos a las personas con discapacidad. La salud no se compra. A cualquier persona le puede pasar algo. Creemos que a nosotros no nos va a pasar nada, pero nos puede pasar. Por eso hay que ser más sensibles con este problema y cada uno, a su nivel, actuar en consecuencia, y debemos aprovechar circunstancias como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, para colocar este problema en la primera línea del debate y la inquietud social».
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