Los primeros años de la vida laboral se han vuelto más complicados tras la crisis. Sucesión de contratos de corta y muy corta duración, temporalidad, episodios de desempleo y bajos salarios caracterizan la situación de quienes han entrado en el mercado laboral en los últimos tiempos. Aunque las condiciones son más duras para los jóvenes actuales, para los que no tienen formación, incorporarse al mercado laboral es una auténtica odisea.
En primer lugar, por la temporalidad. Los jóvenes de entre 16 y 29 años sufren una tasa de temporalidad del 56%, lo que significa que más de la mitad de los que tienen un empleo, es temporal. Según la Encuesta de Población Activa, sus datos duplican a la media de los trabajadores españoles, aunque se reduce paulatinamente a medida que pasan los años. Para el tramo entre los 16 y los 19 años, la tasa de temporalidad es del 85%, mientras que para el siguiente tramo (20-24 años) es del 69% y para los que tienen entre 25 y 29 años, baja al 47%. Aún así, las cifras son mucho más altas que para el resto de tramos de edad.
En segundo lugar, por que la duración media de los contratos cada vez es más baja debido a la multiplicación de los contratos muy breves y esto se traduce, según un estudio de Florentino Felgueroso, Ignacio García Pérez y Marcel Jansen publicado por Funcas, en una mayor "frecuencia de los episodios de empleo y paro". Una muestra de ello es el récord de 21,5 millones de contratos firmados en el año 2017, a pesar de que en el pasado ejercicio la ocupación aún estaba más de un millón de personas por debajo de la de antes de la crisis.
Ocho contratos y 93 meses para alcanzar el primer empleo fijo
Y si hay a algún colectivo al que esta situación esté afectando especialmente, ése es el de los jóvenes. De acuerdo con el estudio, conseguir el primer contrato indefinido cuesta a los jóvenes tener 9 contratos previos y esperar más de 94,3 meses (casi 8 años). Estas cifras, correspondientes a los datos entre 2008 y 2016 contrastan con los del periodo 2001-2007, cuando suponía 56,9 meses de media (4,7 años). Es decir, tras la crisis, ele tiempo para firmar el primer contrato indefinido ha aumentado un 65%.
Contratos temporales y paro
En este mismo sentido, la Encuesta de Población Activa indica que de los 1,38 millones de jóvenes (entre 16 y 29 años) que tenían un contrato temporal en el segundo trimestre del año, casi un 40% tenía una duración de entre uno y once meses. De ahí que lo normal sea encadenar varios contratos temporales hasta alcanzar el primer indefinido en los primeros años de la vida laboral.
Además, otro estudio, en este caso de María Arrazola, Sofía Galán y José de Hevia, apunta que no sólo es muy costoso para los jóvenes conseguir un contrato indefinido, sino que también son habituales los episodios de desempleo en los primeros años de la vida laboral. Tras analizar una muestra de más de 465.000 personas, sólo encontraron que no sufrieron ni un solo día de paro antes de los 30 años el 3,9% de los que tenían menos formación y el 7,8% de los más formados. En el lado contrario, el 45% de los menos formados y el 20,7% de los que tienen mayor formación estuvieron 36 meses (3 años) o más desempleados antes de cumplir los 30 años.
Pero los primeros años de la vida laboral no sólo son difíciles por la temporalidad o la entrada y salida del mercado laboral, sino también por los salarios. Los jóvenes tienen los salarios más bajos y, además, son los que más lejos están de los niveles previos a la crisis. En el caso de los que tienen entre 20 y 24 años, el sueldo medio de 2017, según el INE, es de 11.316 euros, un 15% menos que antes de la crisis. Entre los 25 y 29 años, la media es de 15.876 euros, un 10% menos que en 2010. El sueldo medio, 23.156 euros al año, es un 1,6% mayor que en el ejercicio 2010.
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